Mujeres Unidas x la Libertad: Maldonado Cruz, Beatriz y Gutiérrez Valenzuela, Margarita

Mujeres libres México: Jiménez Pérez, Guadalupe del Carmen

Villasante Mendoza, Ariana

Todas las autoras pertenecen a la Red de Acciones por las Justicias.

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Resumen:  El artículo1 tiene como objetivo contar experiencias de las personas privadas de su libertad y de sus familiares debido a la falta de información sobre la crisis de COVID-19 en los centros penitenciarios de la Ciudad de México. Esta falta de acceso a la información se traduce en desconcierto entre la población privada de su libertad y sus familiares, mostrando la importancia de la transparencia, especialmente en un contexto de emergencia.

Introducción

A diario, las autoridades federales encargadas del sector salud presentan información nueva a través de distintos medios de divulgación, sobre las acciones que se están implementando para mitigar y prevenir los efectos de la pandemia por COVID- 19. En ocasiones, esta información está desagregada para mostrar el impacto en diversas poblaciones vulnerables al contagio. Sin embargo, esto no implica que se genere información sobre todas las personas; las personas con discapacidad, personas migrantes y personas privadas de su libertad en centros penitenciarios son ejemplos de las distintas poblaciones invisibilizadas en los datos presentados.

Para la elaboración del documento utilizamos el Monitor Nacional por COVID-19 en Centros Penitenciarios, que realiza la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y las experiencias de las familias de las personas en centros penitenciarios de la Ciudad de México para registrar la cantidad de personas contagiadas y fallecidas a causa del COVID-19.

A lo largo del artículo, reflexionaremos sobre cuáles son las medidas de protección al interior de los centros y la falta de acceso a la información que existe entre los familiares y el impacto que esto causa.

Desarrollo

Información con la que cuentan los familiares

Desde el 28 de abril, la CNDH ha reportado el impacto de la crisis del COVID-19 en las personas en reclusión, a través de la información proporcionada por los sistemas penitenciarios federal y estatales. Al 14 de julio el balance era de 1,041 personas contagiadas (de los cuales 921 se han recuperado), 185 sospechosas y 54 defunciones en la Ciudad de México, datos que no están desagregados bajo ningún criterio y que tampoco indica la metodología utilizada por la Subsecretaría de Gobierno de la Ciudad de México al entregarlos.

Al igual que estas cifras, la información que los familiares reciben por parte de las autoridades penitenciarias también es limitada y escasa. Estos vacíos de información a los que se enfrentan no necesariamente son indicativos de que los datos no existan, sino que debemos buscar otras fuentes como los testimonios de las personas en prisión para saber qué está pasando. Por medio de dichos testimonios, es de nuestro conocimiento que, por ejemplo, en el Reclusorio Norte, habilitaron un área específica para la atención de casos de COVID- 19 y que a las personas contagiadas las están aislando, junto con todo el dormitorio. Durante las visitas, las autoridades ponen garrafones de agua con jabón para las personas visitantes, pero al interior del reclusorio no hay facilidades similares. Cuando los familiares quieren llevar insumos, no permiten el paso de gel desinfectante o medicamento, razón por lo cual las familias de las personas en reclusión, se han visto en la necesidad de ingeniar maneras  para ingresar estos insumos tan necesarios.

En el caso del Reclusorio Oriente, derivado de una manifestación realizada 14 de mayo por familiares —donde se pidió que se contará con medidas para prevenir el contagio— la autoridad respondió de forma positiva y se implementaron medidas como administración de gel, toma de temperatura y acceso a cubículos sanitizantes para las personas visitantes. También se permitió la entrada de productos naturales (como jengibre y limón), productos de aseo (como es cloro y jabón) en ciertas cantidades.

Sobre los reclusorios femeniles tenemos menos información. Sabemos que en Santa Martha (CDMX) hay muchas personas contagiadas, pero desconocemos el número preciso. Conocemos que a las mujeres que presentan síntomas de COVID- 19 las están aislando en el lugar destinado para las visitas íntimas y que cuentan con un hospital ambulatorio al interior pero se desconoce mayor información sobre los procesos de prevención y tratamiento.

Información que necesitan los familiares

El principal problema al que se enfrentan los familiares es la falta de información sobre sus familiares contagiados o recuperados  y son los propios familiares en reclusión quienes les comentan que tienen síntomas durante las visitas. Si bien se ha buscado la forma de apoyarlos, la situación es muy compleja si no existe disposición y colaboración por parte de la autoridad. Actualmente, tenemos datos de que, entre el Reclusorio Norte y Oriente, hay más de 300 personas contagiadas y más de 50 muertos, entre personas privadas de su libertad y personal. No obstante, no hay forma de corroborar estos datos, lo cual genera desconcierto  entre los familiares y las personas privadas de la libertad.

Antes de la pandemia ya había carencia en servicios básicos al interior de los centros penitenciarios y se desconoce, si con la crisis de COVID-19, se han implementado medidas específicas para evitar el contagio o cuáles son los recursos que se están utilizando.

La falta de información es tal, que las personas en prisión se han enterado sobre los síntomas del COVID-19 y las medidas para prevenir contagios a través de la televisión o mediante sus familiares. Sin embargo, existe información incorrecta que impacta en las medidas de seguridad tomadas por la propia población; por ejemplo, cuando algún familiar señala que la enfermedad no existe. No tener información clara y fidedigna impide tener claridad sobre qué hacer para apoyar a los familiares en reclusión.

Conclusión

Hacemos un llamado para que las autoridades hagan pública la información sobre la situación que atraviesan los centros penitenciarios de manera desagregada sobre: las condiciones, medidas implementadas para prevenir y atender casos de COVID-19, número de personas contagiadas, así como la forma en que se han invertido los recursos y se mejoren los mecanismos para acceder a esta información.

Queremos buscar, en conjunto, soluciones que atiendan de forma efectiva los efectos de la pandemia en los centros penitenciarios en los que se encuentran las personas privadas de la libertad, pero para ello es fundamental que exista información oficial que reconozca y respete los derechos de las personas en los centros penitenciarios y creemos que la apertura de más espacios como es la Alianza para Gobierno Abierto pueden ser útiles para lograr estos objetivos derivado de la cercana comunicación que se tiene entre la sociedad civil y el gobierno.

  1. Agradecemos a las compañeras Alejandra Ramos y Gerardo Contreras de Equis Justicia para las Mujeres por su apoyo en la elaboración de este artículo.
  2. Monitor Nacional por COVID-19 en Centros Penitenciarios de la CNDH al 14 de julio de 2020, véase en: https://twitter.com/CNDH/status/1283038154635780103?s=20
  3. Monitor Nacional por COVID-19 en Centros Penitenciarios de la CNDH al 14 de julio de 2020, véase en: https://twitter.com/CNDH/status/1283038154635780103?s=20